miércoles, 21 de septiembre de 2011

Migré de los gritos de la tele al Twitter

Flores para los gritones.
Desde hace semanas las noticias que escuchamos son caóticas. Es como si todo lo que nos rodea, nos amenazara. No se escuchan diálogos de ningún tipo, sino insultos y chantajes tipo “me voy y no regreso”. Estamos saturados de tanto mal acontecer retransmitido por la tele, pero más, de quienes se olvidan que los espectadores tratamos de “enterarnos”.

Todos los días leo a mis amigos y amigas quejarse por esta esta situación en las redes sociales (principalmente Facebook y Twitter). Y tienen razón. Algunos canales y programas de noticias ya no nos informan ni entretienen porque los formatos conversacionales terminan en riñas ininteligibles. Hasta los debates y las mesas redondas en cualquier lugar del mundo se convierten en un campo de batalla en el que la mayoría grita mientras se atropellan indefinidamente con sus “no, es que”, “no, pero”, “no, estás equivocada”. Interminables monólogos. En sus actitudes y posturas se nota que no tratan de comprender lo que dice el otro sino que esperan el turno para achacar, contradecir y desplumar. Comunicación sobre el propio eje parece. En estas circunstancias, los moderadores alzan la voz para tratar de controlar la situación e intervienen cuando pareciera que las sillas van a volar sobre sus cabezas. Tengo una sensación de incomodidad porque temas importantes hay, pero cómo me cuesta ser espectadora en estos “tragidías”. No encuentro mi sitio viendo la falta de educación y ligereza con la que se dirigen unos a otros. Y encima, para cortar ese ambiente hostil, surgen los chistes malos: las bromas machistas y las sátiras que enfadan más a quienes las reciben. Trato de convencerme de que todavía el recurso del humor (desde siempre positivo, inclusive el negro) no se ha impregnado de esa estela de negativismo y revancha.

Por otro lado, hay esfuerzos por ceder la palabra y ese ejercicio de sencillez me indica que al mirar de reojo a la cámara recuerdan que habemos muchísimas personas más tratando de escuchar. Me dirán si no quieres que todo esto te afecte no veas, pero un momento, es que necesito información y conocer opiniones de gente que en principio maneja más datos que yo. O bueno, eso espero al engancharme a un programa que a punta de audiencia se ha ganado cierto prestigio (excluyo aquí al mundillo de la farándula). Por ejemplo, hay excepciones ahora en España que me arrancan carcajadas por su buen uso de las “ías” (entiéndase picardía e ironía), me refiero a los programas de La Sexta en España: @El_Intermedio y @Buenafuente.

Dicen que crecemos como seres humanos en la medida de que somos capaces de convertir un obstáculo en una oportunidad. Y creo que para la gente que busca alternativas, a día de hoy, tenemos un gran aliado en Twitter. Es la primera vez que una herramienta me permite relacionarme rápidamente con personas que son noticia. Despacio y con paciencia puedo navegar por sus perfiles y separar aquellos elementos propagandísticos de los contenidos de fondo. Personalmente, me ha sucedido lo siguiente: veo ciertos programas de la tele en los que sus invitados y periodistas me ayudan a contextualizar, pero ahora prefiero buscarlos por Twitter y leer sus columnas en blogs y sitios web. Quizás me exige más esfuerzo que prender la tele, no obstante, aprendo más y al menos me evito el mal rato de los estridentes tertulianos (unos cuantos preparados con periódico en mano).

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